Abrazo en Familia

Desde 1990, por iniciativa del Departamento de Pastoral Familiar e Infancia de la CEV, la Iglesia en Venezuela dedica un día para promover la unión familiar. Partiendo de que el abrazo es la manifestación de afecto más sencilla y natural, que hace los días más a menos, se designó el “Día del Abrazo en Familia”, cuya celebración se realiza cada año, el segundo domingo de noviembre

Formación y orientación para familias

La campaña consiste en un itinerario formativo y de acompañamiento para orientar a las familias sobre cómo sobrellevar las diversas situaciones que les aquejan en medio de la actual realidad del país.
El programa ofrece las reflexiones sobre cinco temas: Recuperar nuestro valor como persona y como ciudadano; Valorar la familia que tenemos, reconstruirla es nuestro deber; Resaltar el valor del trabajo en esta sociedad en crisis; La fe, elemento transformador de la sociedad y Contribuir a la gestación de una nueva sociedad modificando nuestros comportamientos.


Camino para construir la sociedad

En este día, y durante la semana previa a la celebración, se promueven actividades formativas partiendo del itinerario temático y otras que inviten a la reflexión y se propicia el encuentro con los familiares que se hallan lejos, geográfica o emocionalmente, el perdón entre aquellos que se encuentran en discordia, y se busca reforzar los lazos de los consanguíneos, con la finalidad de fortalecer a la familia como fundamento y primer núcleo de toda sociedad.
“La familia es el camino (no “un” camino) para construir la sociedad”, afirma Mons. Fernando Castro, obispo de la Diócesis de Margarita y presidente de la Comisión Episcopal de Familia e Infancia, en su reflexión contenida en el subsidio de la Campaña Abrazo en Familia 2019.

La celebración del Abrazo en Familia pretende consolidar los valores de respeto, amor y fraternidad entre los miembros de la misma, pues el abrazo va más allá de las palabras y se hace sentir. Ofrecer un abrazo es una acción terapéutica, capaz de aliviar las dolencias físicas, psicológicas y espirituales; es un acto sanador, más aún cuando viene de seres queridos. Con el abrazo, se cultiva el amor desde la sencillez y la humildad, en un gesto de amor que implica donación y entrega.